La torre de Shanghai: El secreto de la estabilidad
La Torre de Shangai es el segundo edificio más alto del mundo, después del Burj Khalifa (Dubai).
La construcción del gigantesco rascacielos, llevó casi siete años, con un coste estimado de entre 1.5 y 2.4 billones de dólares. Situada en el corazón de Pudong, el centro financiero y económico de Shanghai, la Torre de Shanghai está rodeada por la Torre Jim Mao y el Centro Financiero Mundial de Shanghai, conocido por los cudadans como el «destapador de botellas» debido a su forma inusual. Sin embargo, no se deje engañar por la densa concentración de rascacielos – las condiciones naturales de Shanghai plantean importantes desafíos para los ingenieros. Los terremotos y las tormentas causan fuertes vibraciones y compensan esas llamadas de gran habilidad. Pero ahí es precisamente donde entran los perfiles de nuestro Sistema de Construcción MB.
¡Piensa en grande!
No es sólo la altura de la Torre de Shangai lo que causa una impresión. El concepto arquitectónico del edificio fue la creación de una «ciudad dentro de una ciudad» vertical, que consta de nueve secciones, cada una de ellas compuesta de 12 a 15 pisos. Una deslumbrante gama de boutiques, tiendas, jardines, salas de conferencias, oficinas y hoteles, distribuidos en una superficie de 380, 000 m². Un total de 128 pisos están interconectados por 149 ascensores, tres de los cuales son los más rápidos del mundo, alcanzando una velocidad de viaje de 65 km/h.
El aspecto más llamativo visualmente es su forma en espiral y es muy eficaz en varios sentidos. La forma final de la Torre de Shangai se basa en una serie de pruebas en el túnel de viento. En los resultados de las pruebas en su diseño, los arquitectos pudieron reducir la carga de viento efectiva en un 24 por ciento. Es más, esta arquitectura especial y despojada ayudó a reducir los costos en 58 millones de dólares. Pero eso no es todo – gracias al diseño en espiral, el edificio recoge el agua de lluvia para ser utilizada en los sistemas de calefacción y aire acondicionado.
Alcanzando los cielos con aluminio
Sin embargo, no es sólo la forma del edificio lo que le ayuda a soportar las duras condiciones de Shangai – también hay un peso de 1000 toneladas métricas situado entre los pisos 125 y 126. El peso está suspendido de 12 cables de acero para que pueda oscilar al ser sometido a vibraciones. Debajo del peso hay placas de cobre puro que se sujetan al suelo reforzado con perfiles de item. Enormes imanes permanentes en el peso ayudan a inducir corrientes Eddy en las placas de cobre, generando así un campo magnético que trabaja en dirección opuesta al peso para generar un efecto de frenado sin contacto – incluso durante un corte de energía. Gracias al principio del freno de corriente Eddy, la Torre de Shanghai es en gran medida resistente a las vibraciones externas.
Construir esta solución con soportes de acero no era una opción, porque estos habrían estado permanentemente sujetos a la atracción. A diferencia del hierro, el aluminio es paramagnético. La fuerza de sujeción de los perfiles asegura que las placas puedan soportar la enorme fuerza de atracción de los imanes a largo plazo. De hecho, los imanes son lo suficientemente potentes como para levantar un avión de 300 toneladas. Sin embargo, los resistentes perfiles de aluminio impiden que los imanes y las placas de cobre entren en contacto y así mantienen el efecto de frenado.
El bajo peso de los perfiles también resultó ser una ventaja crucial, ya que tuvieron que ser levantados hasta una altura de 600 metros por una grúa de torre y luego llevados a mano por siete pisos. Si se hubieran utilizado soportes de acero, se habría necesitado más del triple de trabajadores de la construcción para colocarlos en su posición. Además, no se necesitaron herramientas adicionales como grúas o plataformas elevadoras para fijar los perfiles en su lugar. Sin embargo, el diseño de aluminio tiene la misma fuerza que el acero inoxidable 304 e incluso el acero Q235A.
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